Ayer fuimos a nuestro primer partido de hockey con nuestros amigos madrileños. Si estás en Finlandia es una cosa que no puedes dejar de hacer, no en vano, son los actuales campeones del mundo. Si por casualidad os encontráis camisetas u otro tipo de merchandising en el que salen las banderas de Suecia y Finlandia y un 6-1, debéis saber que ese es el resultado con el que Finlandia ganó el campeonato (Ice Hockey World Championhips) a su eterno rival.
De camino al estadio tuvimos que tomar una dura decisión. ¿A qué equipo animamos? Por un lado estaba el equipo local (HIFK, de rojo) y por otro, el visitante (Saipa, de negro y amarillo). Al llegar decidimos ir con los locales (bueno, lo decidieron por nosotros nuestros amigos), ya que sólo se veía gente de rojo. Y allí que nos fuimos a sacar las entradas.
Con las entradas en mano, nos encaminamos a buscar nuestros asientos. Por el camino, vimos los bares, puestos de comida, los de apuestas y los puestos de venta de camisetas. Se nos ocurrió preguntar por el precio de las camisetas oficiales del equipo. Craso error: 225€.
Después ya entramos a las gradas. La sensación es increíble (como cuando entras por primera vez a un campo de fútbol o a un estadio de baloncesto). Todo el estadio a oscuras y varios focos iluminando la pista mientras los jugadores salen a calentar.
Momentos previos al comienzo del partido. |
El partido estuvo dominado por el equipo visitante, que marcó primero. Con ese tanto, el partido se puso tenso y los golpes y empujones eran cada vez más fuertes y numerosos. El equipo visitante se llegó a poner 0-4. En el tercer tiempo, ya a la desesperada, el equipo local quitó al portero para añadir un jugador de campo. Y dio sus frutos, porque lograron ponerse 2-4. Desgraciadamente, no hubo tiempo para más y nuestro equipo fue derrotado.
Escena del partido. |
Por suerte o por desgracia, según se mire, en este país no se permiten tanto las peleas como pasa en Estados Unidos. Los árbitros suelen separar a los jugadores cuando se enzarzan en una pelea. No obstante, vimos algún momento de lucha (breve eso sí), e incluso un penalti a favor del equipo visitante.
Al final del partido, el premio gordo. Bajamos a la pista y pudimos disfrutar del estadio para nosotros solos (a excepción de los trabajadores, claro). Así que fotos a pie de campo sobre el hielo (en una esquinita, eso sí, que sin patines mal) e incluso hacer el tonto con las porterías.
Vista del estadio desde la pista. |
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