Hoy comienza diciembre, lo que significa que la Navidad está a la vuelta de la esquina. Bueno, para los comercios ya hace semanas que esto es así, ya que aquí, al igual que en España, cada día se adelanta más la Navidad. De hecho,
Stockmann aprovechó la festividad de Todos los Santos para colocar las luces de Navidad.
Pero no nos desviemos del tema de esta entrada, que no es ni más ni menos que, como el título de la entrada indica, el calendario de adviento. Muchos conoceréis esta tradición, aunque puede que muchos otros no. Se trata de un calendario que cuenta los días desde el 1 de diciembre hasta el 24 de diciembre. El calendario tiene un recuadro por día, a modo de “ventana”, que se abre en el día correspondiente. Al abrir la ventana, se descubre el secreto o regalo (puede ser desde un dibujo hasta una chocolatina, pasando por cualquier otra idea que se le pueda ocurrir al creador del calendario) que se encuentra detrás de ella.
Una tarde lluviosa de noviembre, unos niños (que no tendrían más de cinco años) llamaron a nuestra puerta y con su cara angelical nos ofrecían uno de estos calendarios, creado por los scouts. A pesar de los problemas de comunicación debido a la ausencia de un lenguaje común, nuestro rudimentario
finés fue suficiente para entendernos. Como podréis imaginar, no pudimos negarnos y lo compramos. He aquí el calendario:
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Calendario de adviento. |
Y, claro está, no se puede dejar escapar un negocio como este y desde principios de noviembre, los comercios y supermercados se llenan de estos calendarios con todo tipo de motivos, orientados, principalmente, a los más pequeños de la casa. Los personajes favoritos de los niños, incluyendo los finlandeses
Moomin y
Angry Birds, son los protagonistas de dichos calendarios.
Como última curiosidad, ayer mismo descubrimos que también existen unos calendarios de adviento de lotería a modo de rasca y gana, estos ya orientados a un público más adulto.