Porvoo

Porvoo es la segunda ciudad más antigua de Finlandia. Es una ciudad pequeña cuyo centro turístico tiene un encanto de ciudad medieval. La mayoría de las casas son de madera y el pasear por sus calles te traslada a otra época.

Catedral de Porvoo.

Para llegar a Porvoo se puede coger un autobús y el precio es 22€ ida y vuelta. También hay alguno express que cuesta un poco más de dinero y es un poco más rápido (aunque no hay mucha diferencia). Todos los autobuses salen de Kamppi cada 15 o 30 minutos y llegan al centro de Porvoo en una hora aproximadamente. También se puede llegar en tren y en barco, aunque de esas opciones no tenemos información.

Cerca de la estación de autobuses de Porvoo se encuentra la oficina de información en la que te darán un mapa con el recorrido típico por el centro histórico. Ese mismo mapa y su guía correspondiente están disponibles en la web de Porvoo. El recorrido comienza al girar la esquina de la oficina de información, así que no tiene pérdida.

Una vez comienzas a caminar, el ambiente te envuelve. Pasas por unas calles llenas de tiendas con todo tipo de productos y vas recorriendo la ciudad hasta llegar a la orilla del río. Una vez en la orilla, uno puede descansar y relajarse disfrutando de un tentempié en uno de los barcos-bar que se encuentran en el río.

Con las energías recargadas, es momento de cruzar el río y contemplar las magníficas vistas a las famosas casas de madera rojas a la orilla del río. El paseo hasta el viejo puente será lugar de frecuentes fotos. Mientras uno cruza el puente no puede dejar de contemplar esas vistas. Al otro lado del puente comienza lo duro. Una gran cuesta se presenta delante nuestro. Esta cuesta culmina en la catedral, uno de los edificios más conocidos de Porvoo. Esta catedral debe ser muy solicitada para bodas, porque en el poco rato que estuvimos en los alrededores vimos hasta 3 bodas.

Casas de madera rojas.

Y si a uno aún le quedaban ganas de seguir subiendo, el siguiente tramo contiene las conocidas como escaleras del diablo. El nombre hace justicia, ya que es una cuesta sin asfaltar en donde los "escalones" son rocas sobre las que uno intenta caminar. Al llegar a la parte superior, el camino recorre varias casas de madera de diferentes colores que le dan a la calle un encanto especial. Al final del trayecto, se regresa a la zona de la catedral donde se puede encontrar una pequeña pero magnífica tienda de chocolates. Obligada visita. Tienen todo tipo de productos de chocolate y es difícil resistirse.

Ya es momento de acabar el recorrido paseando por las últimas calles antes de llegar al punto de inicio. Una curiosidad de este último tramo es que es ahí donde se produjo el inicio del incendio de 1760 en el que se quemaron 200 de las 293 casas de la ciudad. ¿El motivo del incendio? Una sopa de pescado que se dejó en el fuego sin vigilancia.