Ya que este blog pretende reflejar las experiencias vividas en esta ciudad, qué mejor forma que empezar con un breve repaso a la Helsinki turística. Helsinki es una ciudad agradable en verano. Aunque uno llega con la idea de que aquí se pasa frío, en verano sucede todo lo contrario. No sé si por la humedad (estamos rodeados de mar por todas partes), por el calentamiento global o por causas que se nos escapan, en verano (hablamos de julio y principios de agosto, que es lo que conocemos) aquí hace mucho calor (sobre todo en julio). Así que si alguien piensa visitar esta ciudad en verano, mejor que no meta mucha ropa de abrigo en la maleta (algo siempre viene bien, por si acaso).
La ciudad en sí es muy turística. El centro de la ciudad reúne los lugares de mayor interés. El monumento más emblemático de la ciudad quizás sea la gran catedral luterana (Helsingin tuomiokirkko). Es un edificio impresionante con una plaza a sus pies (plaza del senado) no menos espectacular. Cerca de esta plaza se encuentra la otra gran catedral, en este caso ortodoxa (Uspenski). Esta segunda catedral se caracteriza por su color rojizo. Se encuentra situada sobre una colina, por lo que las vistas desde la entrada de la catedral son un sitio de foto obligada.
|
Catedral luterana de Helsinki. |
Próxima a ambas catedrales se encuentra la plaza del mercado. Como su nombre indica, en esta plaza se colocan diferentes puestos de venta de alimentos. Pero no sólo encontraremos frutas, verduras o pescado. En este mercado también hay sitio para un gran número de puestos de souvenirs y un montón de puestos en los que tomar una bebida o comer especialidades finesas (como salmón o reno) y otras "especialidades" como paella. Estos puestos abren todas las mañanas de la semana, incluso los domingos (eso sí, el periodo de apertura del mercado sólo es de primavera a otoño). Este lugar tiene mucha animación en las horas de funcionamiento del mercado y el número de visitantes (gaviotas incluidas) es tan elevado que en ocasiones es difícil poder caminar con soltura.
La plaza del mercado se encuentra junto a un muelle desde el que se pueden coger varios barcos que hacen rutas turísticas (incluido un barco que te lleva a la isla donde se encuentra el Zoo de la ciudad). También se puede coger un ferry (transporte público) para visitar la isla Suomenlinna, una isla-fortaleza que es Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco.
De la plaza del mercado sale un gran boulevard ajardinado llamado Esplanade en el que se puede disfrutar de un picnic, un café en las elegantes cafeterías o una agradable tarde de verano tumbado en el césped. En este boulevard se encuentra también un escenario en el que casi todos los días de verano hay actuaciones musicales gratuitas. A un lado del boulevard (de forma paralela), se encuentra una calle muy comercial. Esta calle finaliza en Stockmann, un centro comercial que se asemeja al Corte Inglés. Paralela a esta calle (y también en las perpendiculares que las unen) se puede encontrar una gran cantidad de tiendas de moda, algunas de las cuales serán reconocidas por los visitantes españoles.
|
Esplanade. |
No muy lejos se encuentra la estación central de trenes y el museo nacional, así como un gran centro comercial llamado Kamppi. Este centro comercial es una zona llena de vida, sobre todo en fin de semana. Además de realizar las compras necesarias, en este centro y en sus alrededores es posible tomar un café o comer algo en las multitudinarias terrazas, así como disfrutar del fin de semana en las diferentes discotecas. Cerca de este centro comercial se encuentra otro centro comercial de gran tamaño llamado Forum en el que uno puede seguir gastando el dinero en las numerosas tiendas.
Dejando a un lado las compras, otro sitio de obligada visita es la iglesia Temppeliaukio, una iglesia edificada dentro de una roca. Es un edificio digno de ver, con una luz natural y acústica impresionantes. Si uno tiene ganas de seguir caminando, se puede acercar desde la iglesia al monumento a Sibelius (compositor finlandés) situado en el parque Sibelius y ya de paso disfrutar del parque y de las vistas al mar.
Con un poco más de paseo (o quizás a estas alturas ya mejor un autobús), se puede llegar a la entrada de Seurasaari, una isla a la que sólo se puede acceder a pie a través de un puente. Esta isla es un bosque en el que perderse y, a su vez, es un museo al aire libre donde se conservan diferentes edificios de madera traídos de varios lugares de Finlandia con los que uno se puede hacer a la idea de cómo se vivía en las zonas rurales de este país en los siglos XVIII y XIX.
Y, por supuesto, no olvidar otros lugares turísticos, como el estadio olímpico, el parque de atracciones o los numerosos museos que se pueden encontrar por toda la ciudad.
Y con esto ya vale como mini guía turística, que si no le quitamos negocio a las Lonely Planet y compañía.